-No me vuelvas a llamar, no me busques. Desaparece. Dale el
gusto a mis ojos de no verte más. No te vayas, no me dejes. Quédate aquí, conmigo. No digas nada si no tienes
nada que decir ¿me quieres, porque estas tan seria?
*Te quiero, pero no quiero decir nada que no quieras oír, ni
nada que no quiera decir.
- ¿me extrañas? ¿Quieres que vuelva?
*Si, pero es mejor que te quedes justo donde estas. No se cuánto
tiempo más quede. Y va siendo hora de partir.
- No puedes irte, tu lugar es aquí conmigo, a mi lado.
* No puedo quedarme mucho y lo sabes. Tú terrenal y yo etérea.
Siempre lo supiste. Nunca te engañe.
- Lo hiciste, me prometiste que te quedarías.
* Y después te fuiste, no puedo quedarme contigo si no estás,
Además necesito volar, mis plumas están cayendo, extrañan el cielo.
- No me fui, tu no supiste esperarme, solo era cuestión de que esperaras un poco más, de que tuvieras
paciencia. De saber que aunque me fuera, siempre volvería, a mi hogar, contigo.
*Pero mis plumas, la veo caer y me duele.
-No debería, no las necesitas, conmigo no conocerás el sufrimiento.
*Pero tampoco reconozco el gozo. Se confunden uno con el
otro. Tu rostro es el de ambos.
- No digas nada. Me duelen tus palabras.
…
-Di algo, me lastima tu silencio…
…
-Ya. No sigas. No digas, no calles. No vueles. No te
aterrices. Nunca me escuchas. Haces lo que quieres. Nunca piensas en mí.
*Me confundes.
-No te esfuerzas, no entiendes que una mujer de polvo, no necesita
respirar.
*Y una mujer de aire ¿Qué
necesita?
-A mí.