Eres esa tristeza que llega de pronto, que mira bonito, que sonríe sarcástico.
No hemos hablado en días, no porque no quiera, es que no tengo nada que decir. Ya no te extraño es cierto, pero te extraño a veces; y es que a veces estoy tan tranquila, tan serena, tan en paz que extraño las tormentas que provocas, los enojos, las carcajadas, los berrinches de los dos.
Y es que no somos nada, nunca fuimos algo, sólo compañía.
No hemos hablado, es que no quiero hacerlo, pero te estado pensando, sin utilidad, sin proposito fuera del ocio de la temporada.
Fue la primera vez que nos besamos, era la primera vez que un hombre subía a mi apartamento. -¿Me prestas el baño?- fue su jugada, la verdad es que no supuse que buscara otra cosa, habíamos salido en otras ocasiones, habiamos estado solos en su carro hablando por horas, del amor, las relaciones y por supuesto de trabajo.
Esa noche la del primer beso, nadie buscó a nadie, bueno él piensa que si, recibió un mensaje de mi numero -estoy en tal bar- decía, había intentado armarme de valor para invitarlo y me acobardé, mi amiga presiono enviar antes de terminar de borrarlo. Esa noche, la del primer beso platicamos y bebimos hasta que el bar cerró. Esa noche la del primer beso, me llevó hasta mi casa, -después te invito- me pidió el baño y el después fue ahora. Nunca escuché el inodoro sonar, tampoco prendí la luz, no quería que viera el tiradero. Le mostré el lugar a ciegas y es que se recorría en 4 pasos. Le mostré la vista y lo llevé a la puerta. Nos abrazamos, fue largo y calido, nos besamos, fue intenso y suave (como me gusta). Así besandonos llegamos hasta la cama, había una voz que decía -espera, no lo hagas- la escuché e intenté determe -dejemos esto aquí- dije. -¿Por qué?- replicó. Que largo sería explicar que la voz en mi cabeza no quiere hacerlo en el departamento desordenado, sin ropa interior coqueta, que la voz en mi cabeza sigue idealizando el sexo, que le importan los detalles. Que tedioso explicar todo eso, lo besé y continuamos. 6 meses después vivo en otro lugar, se recorre en 8 pasos, hemos seguido platicando, le he prestado el baño varias veces, y ayer por primera vez lloré por él, bueno a su causa, lloré porque otra vez no llegó, lloré aun sabiendo desde antes que no iba a llegar, que tenemos miedo y él es más valiente, lo sabía -no va a venir- y decidí ignorarme y a las probalidades, si tan solo hubiera escuchado esa voz en mi cabeza... ¿Cómo entonces es posible que pueda quejarme? Y lo hago.
-Estoy perdida- pensé.
Lástima que él goce de excelente sentido de la orientación.
